Este blog esta destinado a niños, adolescentes y adultos, que se interesan por la lectura. A través de éste podrán acceder a algunos cuentos infantiles de ayer y hoy. Nuestro fin es mostrar que por medio de la lectura, dejamos volar la imaginación y aprendemos.Esperamos que les guste y les deje una enseñanza.Muchas Gracias!!

jueves, 12 de noviembre de 2009

ALELINA Y EL DIENTE

Alelina cumplía siete años y sus papás le dieron una gran fiesta. Recibió de sus amigos un montón de regalos. y sopló las velitas de un enorme pastel de chocolate.
Cuando la fiesta terminó, Alelina se puso a jugar con sus nuevos juguetes: una hermosa muñeca de colitas rojas-parecida a ella-, una carterita de muchos colores para guardar secretos y un libro de cuentos. Pero lo que más le gustó fueron unos zapatitos rosas con estrellitas brillantes, de tacón alto como los de su mamá.
Mientras jugaba y jugaba, comía y comía las golosinas que habían quedado de la fiesta: chocolates, paletas, caramelos y no sé cuantas cosas más...
-¡ No se te olvide lavarte los dientes! - le recordó su mamá. Pero Alelina estaba tan concentrada en sus hermosos juguetes que no la escuchó. Y mientras tanto... se comía otro caramelo.
Al día siguiente, Alelina no quizo desayunar el pan tostado con mermelada de fresa que la había preparado su mamá, pues uno de sus dientes le dolía un poco.
Entonces su mamá le preguntó:
-¿Seguro que te cepillaste los dientes después de comer los chocolates, paletas, caramelos y no sé cuantas cosas más?-. Alelina dudó un instante y le contestó que no se acordaba...
-¡Me parece que tendremos que hacerle una visita al doctor Dentolete, el dentista! - dijo su mamá con cara de preocupada.
El dolor pasó y Alelina salió a jugar con su amigo Rulo, que le decía así por el enorme y hermoso rulo que adornaba su cabeza.
Después de jugar un rato laaaaargo, Rulo invitó a Alelina a merendar a su casa. Hicieron un pic-nic en el jardín con galletitas de crema, emparedados de jamón y paletas de fresa. Y los dos comieron con ganas la deliciosa merienda.
Un rato después, Rulo le dijo a Alelina que antes de seguir jugando iba a cepillarse los dientes.
-¡ Yo siempre me cepillo después de comer dulces!-. Pero Alelina no lo escuchó.
Estaba muy entretenida jugando con un caballito de madera. Justo, justo cuando estaba por tomarse por tomarse la ultima cucharadita de su helado sintió una vocecita que decía: -¡ Ayyyy! ¡Pobre de mí! ¡ Me siento mal, me duele todo! ¿ Es que nadie me va a ayudar?. -¿ Qué? ¿ Quien se queja...? - pregunto Alelina cuando de repente sintió que uno de sus dientes le empezaba a doler...
-¡ Soy yo! ¡Don Premolar, aquí en tu boca! ¿Es que tú no sientes nada, pequeña? -dijo el diente...
Siii... a mí también me dueles, y ahora mucho! - gimió Alelina y se fue corriendo a ver a su mamá.
Su mamá no dudó: - ¡Ay, Alelina! ¡Tienes un diente enfermo! ¡Ahora mismo iremos a ver al doctor Dentolete!.
Una vez en el consultorio, Don Premolar seguía quejándose:
-¡Ay,ay,ay! ¿Dónde estamos?
-¡Ay,ay,ay!- se quejaba Alelina-. ¡ Mi mamá nos trajo al doctor!.
Cuando la puerta se abrió, apareció el Doctor Dentolete. Era pequeño, con anteojitos y cara de bueno.
-¡Veamos! ¿ Qué está pasando por aquí?
-¡ Me duele! - gritaron a coro Alelina y Don Premolar.
- ¡A ver Alelina, abre graaande tu boca que necesito hablar con tu diente!- dijo el doctor Dentolete.
-¿Cómo le va? ¡Mucho gusto! ¿Qué le está pasando?.
-¡ Me duele tooodo el cuerpo!- se quejo Don Premolar.
Aaaaa ver... Aaaaa ver...! ¡ Pero, claro, ahora me explico todo! ¡ A usted no lo cepillan nunca, mi querido diente, y es por ese motivo que se ha enfermado!- exclamó el Doctor mirando a Alelina por encima de sus anteojitos.
-¡ T ú, Alelina debe ser quien cuide a Don Premolar y a todos sus parientes! - afirmó el doctor Dentolete mientras curaba a Don Premolar.
-Después de comer chocolates, paletas, y no sé cuántas cosas más... ¿Debes cepillarte los dientes!- exclamó el Doctor.
Y con un pase de magia hizo aparecer un hermoso cepillo de dientes rosa con estrellitas brillantes, de tacón alto como los de su mamá, que le habían regalado a Alelina en su cumpleaños.
-¡ De arriba para abajo! ¡ De adelante para atrás! ¡ Haciendo círculos! ¡Por fuera y por dentro! Esá es la forma de cepillar y cuidar a los dientes- la despidió el Doctor Dentolete con un beso en la frente.
Ya de vuelta en su casa, lo primero que hizo Alelina fue correr al toilette, acomodar su nuevo cepillo de dientes junto al de sus mamá, mirarse en el espejo y mostrar su espléndida sonrisa... con Don Premolar saludando y todo.

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